EL HOMBRE CUERDAS. Homenaje a Facundo Cabral.

Conocí al hombre manos de cuerdas/ Esas que se rompen, se corrompen, se irrumpen/ Esas y no otras/ Las que estallan en texturas que cimientan/ Lo que mentan, lo que mientan, lo que sustentan/ Lo que dan y no quitan/ Requiebres melódicos de cabezas/ Recuerdos musicales de cuerdas/ Y de voces/ Esta voz y no otra/ Que hizo cierto lo incierto/ eterno lo perecedero/ Y más allá de los fragosos rituales y ritmos/ quedó ante los ojos del cómplice/ y los nuestros/ Las puertas rotas de la conciencia/ Abiertas ahora para siempre/ al sueño de una historia llena de Ahora/ A una voz que ningún fusil le da muerte/ A una cuerda de manos hecha hombre/ A una música que el Silencio no conoce/ Ahora tercos soñadores quien nos hizo/ Si fuera su sonido tan letra que yo leyera/ No cocociera y más a ese hombre/ Benditos pasos de cuerdas/ El hombre que no tomo por sombrero su cabeza/ Hizo de su cabeza un sombrero/ que a todos calza/ que descalza su voz de siembra/ Para hacer florecer corazones/ Al menester de los Dioses/ Son ellos quienes le ven ahora/ Atravesando las paredes inflexibles/ del que lo dió por muerto, si nos viera ahora/ Enardecería hasta el últomo aliento de existencia/ Sólo dormido está Cabral/ Dómalo calle, Dómalo nadie/ Álzate entonces, cielo inquebrantable / Reclama a tu lecho al hombre/ El alfil de sangre inmensurable/ El que calla la fe y gracia con su nombre/ el que le arrebató al viento su auge y le hizo canción/ Para cantar y estallar en las alturas/ donde la sombra se quebraja/ Un óbolo de dolor... Otro, de esperanza/ Una noche de éstas; una tarde de tantas/ Me aproximaré hasta ti/ Para despertarte con pampas de sollozos/ Quien no olvida, llora, buen hombre/ Quien te escucha late y de sentir renace/ Lo Axial de la Existencia/ Lo que no te arrebataron nunca Cabral/ Sembrada está aqui en la Tierra/ donde estamos los mortales/ Recordándote/ Hombre Cuerdas/ El que no buscó ser simple pensando demasiado/ Sólo lo justo y preciso necesitaba/ Sólo sus palabras hechas letras/ Que las Plabras rotas se ayunten y sean una en los fragmentos/ Pobres omnipotente que rompemos las cuerdas, que extremamos / La Música y el Nombre/ Celebremos entonces la vida del que desde siempre/ Su Sombra le regaló a la tierra y hagamos ésto en memoria de nadie, mía, de todos.