Te he esperado inconsciente, ahora que despierto no te alejes
No quiero de nuevo dormirme, sin saber que estás presente
Tu ausencia me marca, como hierro ardiente la mente.
Te he de confesar que es muy confuso entenderte
Me he disfrazado de albergue de tus palabras calidecentes
Hasta he prometido escribirlas aunque se me olviden de repente
Las desplazo por otras, aunque en espíritu se les asemeje.
Ve de pronto, como me encuentro con el carboncillo en las manos
Son sin gracias mis dedos inmóviles esperando tu dictado
No intentes callarte, espero que me hables de forma pausada
Quiero redactarte con vehemencia el mayor de los homenajes.
Te he visto danzar con furia en el aire, sin expresión en el rostro
Se e desaparece los ojos, se te maca la estela
Ahora entiendes Aurora, como he de llamarte
No te conozco siquiera y he decidido con mi poema presentarme.
Me quede sin aliento una tarde veraniega
Me enmudeció la neblina de tus blancos trajes
El ruido de tu boca parecía disculparse
Con la risa de los que no entienden, por miedo a adorarte.
Que brille tu magia, más allá de la imagen
Que tu danza de estos tiempos no obliguen hastiarte
Que alcancen tus dedos a volar en el aire
Que siga tu boca haciendo ruidos imborrables
Que te adoren, que te entiendan, que amen tu arte.
Que encuentren como yo, la mejor forma de halagarte.
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